Los smartphones se han hecho parte inseparable de la vida moderna. Por ello, las empresas deben tenerlos en cuenta para acceder al público. Una app o un sitio web adaptado son opciones.
Hoy en día, los smartphones se han vuelto un componente importante de la vida moderna. Roberto Aichele, senior associate de la consultora IT-Hunter, lo explica de forma gráfica: “Diariamente, millones de personas en el mundo se acuestan y se levantan al lado de su teléfono o tablet. Quizás es lo primero que ven en la mañana o lo último antes de dormir, transformándose en verdaderos apéndices de quienes los usan”.
Y es que estos dispositivos, continúa Aichele, permiten múltiples funciones y dan acceso a diferentes servicios en línea, además de las tradicionales llamadas de voz, reloj, despertador, agenda, calendario, navegador de internet, correo electrónico, chats, cámara fotográfica y de video, grabadora de voz, juegos, redes sociales, música, banda, radio, TV, etc. Todo lo anterior ha generado una gran dependencia de las personas con tales dispositivos, la cual podrían aprovechar algunas empresas pequeñas mediante la principal característica de estos aparatos, las aplicaciones.
Evaluar la conveniencia
Lo primero que hay que considerar es la gran cantidad de aplicaciones que un usuario de smartphone tiene descargadas e instaladas. Por lo general, muchas tienen que ver con negocios expresamente vinculados a una aplicación.
Es en este punto en el que PwC recomienda evaluar si a una empresa le conviene más desarrollar una app o un sitio web adaptado para ser visto a través de uno de estos dispositivos.
De acuerdo a Marco Serón, gerente de analytics de PwC Chile, la creación de apps sería recomendable para empresas que requieran utilizar funcionalidades propias del teléfono para realizar su trabajo, como, por ejemplo, el GPS, ya que se necesita la ubicación del equipo para poder realizar la actividad (Uber, por ejemplo).
En otro caso, si el cliente puede acceder a la información y no necesita “algo” directo del dispositivo móvil, conviene trabajar con páginas web móviles.
En cualquier sentido, el dilema en si para una empresa vale la pena desarrollar una app y cómo desarrollarla de forma que se convierta en un aporte para la compañía y no en un gasto innecesario. En otras palabras, no se trata de desarrollar una app solo por desarrollarla.
Felipe Ojeda, CEO In Motion-Jumpitt Labs, en tanto, sostiene que la primera recomendación es ponerse en el lugar del usuario final de la aplicación, tratar de entender por qué esta persona está interactuando con una app y cómo su correcto funcionamiento mejora su calidad de vida o satisface sus necesidades.
Por otra parte, indica, hay estudios que aseguran que si un usuario en su primera interacción no entiende o bien no puede obtener el valor que busca en la aplicación móvil en los primeros 30 segundos es muy probable que ese usuario se fugue y su costo de readquisición sea muy alto.
Siguiendo la misma idea, Pablo Queppe, gerente comercial de Informat, sostiene que para que una app sea un verdadero aporte debe resolver asuntos útiles y hacerlo bien. “Siempre dependerá del tipo de negocio, pero el foco debe estar en la utilidad, usabilidad, disponibilidad en múltiples plataformas y, especialmente, en que no quite mucho tiempo de uso. Eso garantiza la descarga y, al mismo tiempo, permite llegar a cada vez más consumidores”, complementa Queppe.
Cómo desarrollarla
No es tan fácil desarrollar una app. No es cosa de buscar un tutorial por internet.
Serón, de PwC Chile, explica que dada la complejidad inherente del desarrollo de apps (lenguajes, versiones de sistemas, entornos de validación y prueba, certificaciones y empaquetado de las apps), es mejor contratar especialistas que tengan conocimientos. Esta recomendación cuenta tanto para el desarrollo de aplicaciones directas para un smartphone como de sitios web que se adapten a éste.
Por otra parte, Aichele, de IT Hunter, señala que más que aprender a programar, proceso que puede tomar muchos meses o años, para un emprendedor o pequeño empresario la sugerencia es recurrir a los servicios de un experto que se dedique a desarrollar las aplicaciones. Así, el microempresario podrá seguir dedicándose a hacer crecer su negocio (core business), mientras un especialista elabora la app que requiere, teniendo en cuenta las características de su negocio y clientes.
Fuente: La Tercera