Seguramente el hecho de pedir un aumento de sueldo suele ser para algunos trabajadores una situación que genera dolor de estómago, ansiedad e incluso estrés, sobre todo cuando la economía del país no crece lo suficiente o hay incertidumbre frente al futuro.
Así lo reconoce Benjamín Toselli, presidente ejecutivo de IT Hunter, quien manifiesta que “Si en momentos de normalidad solicitar una mejora de las remuneraciones puede generar nerviosismo en una persona, con mayor razón lo hará en un escenario económico adverso. Ahora, esta sensación de tensión e incluso temor será mayor si el trabajador no posee los argumentos necesarios para apoyar dicha petición”.
Al respecto, el cazatalentos manifiesta que el requerimiento de alza salarial debe ser visto como una negociación y, por ende, hay que considerar los siguientes consejos para tener éxito:
Nunca improvise. El interesado debe tener muy claro su objetivo y argumentos cuando conversé el tema con su jefe. Pedir aumento de sueldo es una acción que debe planificarse con anticipación. La persona tiene que hacer un análisis a conciencia de lo que ha sido su desempeño en la organización, rescatando aquellos logros y aportes más importantes que haya efectuado. Tiene que centrarse en los resultados obtenidos. Además, es importante indagar- en la medida de lo posible- sobre la realidad de los salarios para cargos similares en otras compañías de la competencia, para efectos de disponer de otro fundamento en el cual apoyarse.
No apele a motivos personales. Mencionar que se requiere más dinero para cancelar el colegio o la universidad de los hijos o para enfrentar el pago de la vivienda propia o el cambio de automóvil, claramente no son razones de peso a la hora de demandar un aumento de remuneración.
Escoja el momento adecuado. Hay que buscar aquella instancia en la que el jefe se encuentre más relajado o distendido y con más tiempo. Esto permitirá que el empleado sea escuchado adecuadamente, aumentando las probabilidades de que su petición sea aceptada.
Evite enojarse. Perder el control frente a la negativa de la jefatura de aumentar el salario sólo demuestra una falta de madurez del empleado y significa cerrar las puertas a esa negociación. Aquellas personas que saben lo que realmente vale su trabajo y capacidad profesional, no tienen necesidad de llegar a este tipo de actitudes. El trabajador al que le va mal en su solicitud de aumento, lo más probable es que en silencio busque nuevas oportunidades en el mercado, con mejores perspectivas económicas y mayores desafíos profesionales.
Considere el contexto económico y/o político. Si estamos en un periodo de crisis o mucha incertidumbre, donde las compañías no están contratando personal o incluso están despidiendo a gente, lo más lógico es no solicitar tal aumento y cuidar el trabajo actual. Pero si estamos en un momento de auge, con niveles de pleno empleo, la situación es distinta y más favorable para el interesado. De hecho, en este último caso son las empresas las que debieran hacer esfuerzos para retener a sus talentos, no sólo por la vía de mejorar los salarios, sino que generando un conjunto de beneficios e incentivos que impidan la fuga de talentos.